miércoles, 30 de octubre de 2013

Finding Mark

Ayer fue un día bastante curioso. Me han encargado escribir la reseña de un libro, y parece que dentro de poco podré ponerme a intentar vender el mío como una loca por donde pille. Al hilo de eso, siempre se dice que las buenas noticias -al igual que las malas- nunca vienen solas. En este caso, lo que no ha venido solo ha sido un genial descubrimiento.

Desde hace tiempo me gusta escuchar música de los años setenta y ochenta, esto es un hecho, que quedó suficientemente demostrado en mi post sobre las cabeceras de las series (aquí). A pesar de que tampoco soy muy partidaria de poner los ochenta por las nubes simplemente porque sí, he de reconocer que buena parte de la música que se hacía en esos años me encanta.

Fue por este motivo que, escuchando mi emisora de radio predilecta, solía encontrarme con joyitas inesperadas, como Bette Davis eyes de Kim Carnes, o la BSO de Cumbres borrascosas, interpretada por Kate Bush (frikaza a la que debería dedicar algunas líneas de admiración cuando pueda). Pues bien, uno de esos encuentros me ha abierto los ojos a una nueva realidad musical.

Estoy pirada y os molo igualmente

Nunca había sido fan de los Dire Straits, aunque bien es cierto que conocía sus canciones más famosas, incluso cuando no sabía ni quién las interpretaba. Un buen día, me enamoré de Sultans of Swing, y decidí buscarla en internet para escucharla un ratito. A partir de ahí, todo fue una sucesión de vídeos, canciones y álbumes, a cada cual más interesante. Sí amigos, hace un mes que conozco realmente a Mark Knopfler, y desde entonces no paro de flipar.

Porque Mark Knopfler es ni más ni menos que un cacho de trozo de pedazo de macarra. En resumen, es un jrande de Ejpania (en esta caso, de la Gran Bretania) básicamente porque puede y porque le da la real gana. Elementos imprescindibles del macarrismo bien entendido.


Knopfler tiene una manera muy peculiar de tocar la guitarra, colocando los dedos meñique y anular como apoyo, y realizando todo el trabajo de punteo sin púa y únicamente con el pulgar, el índice y el dedo corazón. Ya de entrada, hasta en eso nos demuestra que él hace las cosas a su manera. Si a ello sumamos lo bien que toca -porque desde luego es un virtuoso- tenemos ya una clara idea de dónde reside la genialidad del bueno de Mark.

Al insigne guitarrista no le bastaba únicamente con tocar, quería ser cantante, escribir canciones y mostrar al mundo sus ideas, vivencias y sentimientos. Y así fue, los temas de Dire Straits tienen letras de lo más curioso. Destaco únicamente la más famosa, Money for nothing, para no extenderme demasiado. Lo que el viejo y venerable Knopfler de hoy en día llama una "canción de situación" es en realidad una muestra del macarrismo implícito que él mismo llevaba en lo profundo de su ser. Dos tipos de una tienda de electrodomésticos se ponen a despotricar sobre los cantantes de moda que salen en la MTV, diciendo que eso no es trabajar, y que son millonarios y se pegan la vida padre por no hacer nada. Y ya. Y bastante cachondeo tenemos sólo con eso. Mark Knopfler, como siempre, sublime.

pa' flipallo!
Pero claro, no sólo las letras dicen mucho dentro de la obra de Knopfler, ojito con los vídeos de los Straits, que tienen su jolgorio y su miga. Se me viene a la mente, por ejemplo, un vídeo promocional de Walk of life. Al comienzo, se superponen imágenes de jugadores de baseball que van ajustando sus zapatillas, recogiendo el bate, etc. mientras Knopfler va también preparándose par su propio show. Todo el vídeo gira en torno a una actuación del grupo, montada con imágenes de los deportes predilectos del público estadounidense. Baseball, baloncesto, rugby...  El problema, o mejor dicho, lo curioso y mejor del asunto, es que todos los deportistas que salen se dan auténticas trompadas. Caídas, gente bizarra frikeando en el público, planos en los que se destacan la nalgas de las animadoras... todo ello lleva a pensar si no estarán los Straits trolleando un poquejo, cachondeándose, en parte, de esa american way of life deportiva. Pongamos el vídeo y opinad vosotros mismos.


Otra consideración que me hace pensar que Mark Knopfler es un jrande es su capacidad par sintetizar macarronería y horterismo del bueno con pocos elementos. En este mismo vídeo del que hablaba -y en otros muchos- nos muestra Mark lo más granado de su estética: cintita y muñequeras de algodón de ésas que llevaban Eva Nasarre o Jane Fonda para hacer aeróbic, chaqueta o camisa conjuntada y mocasines de colores, cuando no zapatillas de deporte. A pesar de que en la promoción de Walk of life Knopfler tiene serios competidores, como su compañero descalzo con un traje blanco y un foulard violeta con brillitos, o el cachas rubiales de la pandereta y el traje rosa, queda claro que cualquiera podía ser un hortera mariquituso en los ochenta; pero ser un hortera macarra era mucho más complicado y épico.

Viejuno, con camisa hortera abierta.
El poso siempre queda ahí.


Ya habíamos dicho que Knopfler tuvo la necesidad de compartir con la gente las paranoias que se le pasaban por la cabeza, y también hemos podido ver una pequeña muestra de su mise en scène macarrufias. Sin embargo, hay otro aspecto que me fascina sobremanera de las cosas que hace este señor, y es su forma de cantar. Esa voz grave, que casi parece que, más que cantar, recita, con una languidez entre lo yonkorro y lo neurasténico, hace que las más de las veces no se entienda un pijo de la letra. Amén de que escuchar la misma canción en diferentes versiones es toda una experiencia. Desde cambios en palabras hasta entradas en compases distintos, pasando por aceleración o ralentización en la medida de los versos o la pérdida absoluta de sonoridad a final de frase. Todo vale para que Mark Knopfler saque lo que lleva dentro, incluso sus aparentes pocas ganas de cantar.

Sin embargo, y a pesar de todo esto, otra de las virtudes de Knopfler es su actitud. Macarra y trollazo, por supuesto, pero además, SEÑOR.

Cuando Mark Knopfler sentía que se cansaba de irse de gira mundial con los Dire Straits, en lugar de relajarse en la campiña inglesa, o de desbarrar en Ibiza, o pasarse unos meses de asueto en una clínica de desintoxicación, decidía cambiar radicalmente de estilo, tocando su guitarra únicamente, asociándose con guitarristas de música country -como Chet Atkins- o saliendo en especiales de televisión par concienciar a los niños sobre la importancia de la música:


Ya con el pelo cortado, vestido como una persona normal, Knopfler se muestra en una nueva etapa, como un cantante introvertido y sensible, leyendo su periódico tranquilamente, subido al escenario con traje y camisa -algunas muy bonitas, como la del Music for Montserrat, por cierto-. Aún así, la bastería y el macarrismo son muy difíciles de dejar atrás. Veamos si no los primeros segundos de este vídeo, en los que no queda claro si Knopfler viene realmente de Newcastle o de Valdemorillos de Abajo, tal y como da las gracias con tono de llamar a las cabras:


Así pues, creo que ha quedado suficientemente claro que Mark Knopfler es un genio, pero no nos quedemos sólo es la carcasa de su Estratocaster. Para obtener la auténtica jrandeza es necesario mezclar una serie de elementos de diverso tipo. Y ahora es cuando más de uno/a dirá: "a ti lo que te pasa es que te pone Mark Knopfler y te lo querrías folgar". Pues creo que a eso voy a contestar de una manera simple, clara y directa, por si alguien no ha caído en ello durante la lectura de este post.

Mark Knopfler es FEO.

¡Y me he casado tres veces!

¡Chúpate ésa!

Y ya sabéis. Poneos el Brothers in arms, ¡y nos vemos en la próxima!

martes, 22 de octubre de 2013

Libros perturbadores: dos libros de cine

En este largo tiempo, una cosa que no puede dejar de intentar hacerse, aparte de ver cómo se te cae el pelo y ves humo negro por estrés, es leer alguna cosita ligera antes de ir a dormir. En mi caso, he optado por dos libros de cine muy majetes, que paso a glosar. Uno de ellos me dejó muy buen sabor de boca; el otro, no tanto. Vamos al lío.

1. Sesión sangrienta, de Jason Zinoman

Hace ya un par de años que esta obra apareció en librerías, y no sé cuál habrá sido el resultado general, pero bien es cierto que los que lo hemos leído hemos terminado contentos con el resultado, además de las buenas críticas obtenidas en diferentes reseñas de los internetes y alguna que otra revista.

Sesión sangrienta repasa la historia del llamado nuevo terror, que cambió la perspectiva del género tal y como se concebía en los años cincuenta y sesenta del siglo XX. Si en un principio los filmes del siempre lírico Vincent Price, e historias como El enigma de otro mundo, presentaban un concepto clásico del terror, en el que incluso el monstruo era más digno de lástima que de escalofríos, un grupo de nuevos directores -Polansky, Corman, Craven, etc.- decidieron que el terror tenía que ser precisamente eso, y que muchas veces, el monstruo se encuentra más fácilmente en el mundo real que en los seres fantásticos.

De esta forma, Zinoman nos muestra un detallado análisis de los más importantes elementos del cine de terror de los años sesenta y setenta, mostrándonos a los más despiadados asesinos en serie, niñas poseídas, madres primerizas sumergidas en un aquelarre de la tercera edad, padres vengadores y adolescentes en apuros, llegando a lo que para él es el último punto de inflexión: Alien, de Ridley Scott.


Además de esto, el final del libro cuenta con una breve reseña de tendencias y directores destacados de las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI, como el torture porn, representado por cintas como Saw o Hostel. En cada capítulo, las anécdotas se suceden sin necesidad de convertirse en una retahíla de historietas sin hilo conductor, se reflexiona sobre el concepto de monstruo, y se hace hincapié en el impacto de cada una de las películas más importantes del género, puesto que el autor tiene el acierto de presentar sus conclusiones en orden cronológico.

Así pues, casi sin darnos cuenta, asistimos a la aparición de nuevos géneros, como el slasher o el gore, y se comprueban las vicisitudes e ideas que llevaron a aquellos directores "inadaptados" a convertirse en los creadores de un género de culto, con filmes que ya son un clásico, como espero lo acabe siendo el libro de Zinoman. Muy muy recomendable, señores.

2. La antigua Roma en el cine, de Juan J. Alonso, Enrique A. Mastache y Jorge Alonso Menéndez.

Un curioso libro que encontré por casualidad en una feria del libro de hace un par de años. Como mi hermano es un pedazo de friki de la historia antigua, se lo compré. Y hete aqui que al final me lo he terminado leyendo yo, echando vistazos a las estanterías en busca de algo entretenido con lo que pasar la noche antes de dormir.


El libro trata de comentar la historia de la antigua Roma a través del cine. Como todos sabemos, el peplum es un género amplísmo que, aparte de haberse vuelto a poner de moda, contribuye tanto a la Historia y el buen gusto como a la cutrez más absoluta y perturbadora. En este sentido, los autores del libro se dieron cuenta de que hacer un libro medianamente serio en el que entraran bazofias como Rómulo y Remo o Salambó no podía resultar creíble, con lo que decidieron darle al asunto un cierto toquecillo de cachondeo, que es lo que esas horrendas -y divertidas- adaptaciones del mundo romano merecen.

Ahí estriba, creo yo, el problema de este libro. En muchas ocasiones, los datos sobre la organización política, o las costumbres de la época en cuestión, terminan sonando a aburrido libro de historia, y hace que nos perdamos los chistes que sobre las películas se cuentan. Estos chistes, por cierto, resultan graciosos a veces, aunque en la mayor parte de los casos se quedan un tanto descafeinados, o sea, les falta esa burricidad que a mí tanto me gusta. Por este motivo, a veces los pasajes de acalaración histórica no hay quien los levante, pues se acompañan de chistes malos, o han sido tan largos que ya no terminamos de recordar qué parte del film en cuestión nos estaban intentando explicar.


Hay que decir en su favor, que los capítulos y películas elegidas también se exponen en orden cronológico con respecto a la historia de Roma, lo cual resulta interesante, y que realmente cumple con una cierta intención didáctica. Sin embargo, esta suerte de "enseñar deleitando" no remata, siendo aburrida la mayor parte de las veces, cuando no un tanto floja, sobre todo con respecto a las expectativas que genera. Si alguien quiere aprender cosas sobre la historia de Roma de un modo un tanto original, puede ser recomendable, así como si se desea encontrar un catálogo con las cintas más destacadas del género, pero poco más. No me ha resultado tan recomendable como el anterior. Y, con mi hermano y mi padre, como ya he comentado otras veces, también he tragado mucho peplum en mi vida.

Pues nada, espero poder ultimar un nuevo post sobre mundos viejunos en breve. ¿Que qué es eso? ¡Pues ya lo veréis, qué impaciencia!

¡Hasta la próxima!

domingo, 20 de octubre de 2013

Tenía una buena excusa

¿Alguna vez habéis oído la historia de la viejecita que se murió de hambre porque tenía tanta comida que no sabía qué comer? Bueno, pues algo parecido me ha pasado a mí durante más de un mes.

La verdad es que reconozco que me sienta fatal dejar esto durante tanto tiempo, pero es que tengo tantos temas en el tintero que, de no sacarlos, iban a acabar explosionando. El caso es que podría contar una decena de anécdotas e historietas que ya me han ido ocurriendo durante este comienzo de curso para dar a entender lo liada que estoy, pero servirían de poco. Cuando puedo escribir algo porque realmente es el momento de hacerlo, me da igual ocho que ochenta, y lo escribo sin preocuparme de la cantidad de trabajo que tenga que hacer o de la hora a la que me vaya a levantar al día siguiente. Pero no os preocupéis, el motivo que presento esta vez -conste que no es el único- tiene que ver con el ¡ARTE! y eso suele ser una buena excusa.

Pues sí, amiguitos y demás gentes de mal vivir. Resulta que formo parte de un grupillo artístico -más bien me han admitido entre sus filas ¡pobrecicas!- que se dedica a sacar a la luz la obra de sus integrantes. Cine, poesía, narrativa, teatro... todo tiene cabida en nuestra pequeña formación, y por ello vamos a celebrar nuestras idas de olla con un espectáculo de miscelánea artística. Con ustedes, OTRAS PALABRAS.


Pues ya sabéis. El grupo Otras Paalabras presenta: Teacinosía: espectáculo de miscelánea artística. El domingo 27 de octubre en Madrid, en la Tabacalera, a las 19:00h. Si alguien desea pasar un rato entretenido con nuestras creaciones, ¡os esperamos encantadas!